La deuda externa del sector privado
Analizar crecimiento de esta deuda con perspectiva histórica nos puede proporcionar luces en la búsqueda...
A barlovento
2018-09-27 06:00:00 / @jsc_santiago Opinión
Foto: @AtTimesMX.. @jsc_santiago Opinión
La deuda externa del sector privado
En un artículo anterior, publicado en la Crónica el domingo pasado, se analizó la deuda externa pública del país. Toca entonces el turno de ver a detalle la deuda externa del sector privado.
Analizar crecimiento de esta deuda con perspectiva histórica nos puede proporcionar luces en la búsqueda de caminos a seguir. En el año de 1971 la deuda privada alcanzó los poco las de 2 mil millones de dólares, no obstante, para 1981 la misma se estimaba por encima de los 24 mil millones de dólares. En diez años el sector privado mostró un nivel de endeudamiento sin precedentes, en gran parte como producto de la bonanza económica que nuestro país vivía desde décadas atrás.
La idea de que las reservas de petróleo, serían capaces de cubrir cualquier déficit o crisis futura, tuvo eco en la iniciativa privada. Fue en ese entonces cuando el sector bancario comenzó a despuntar con respecto de los demás rubros. En esa misma época que comenzaron a formarse los grandes grupos financieros en el país. Solo por mencionar algunos ejemplos, en 1971, el Banco Nacional de México (Banamex) tenía injerencia en más de 100 empresas, 15 financieras y más de 90 industriales. Le seguía el Banco de Londres y México (Serfín) participando en más de 80 empresas, 27 financieras y más de 50 industriales, entre los que destacaba el Grupo Monterrey. Por su parte el Banco Comercial Mexicano (Comermex) y el Banco de Comercio (Bancomer) tenían vínculos comerciales con más de 80 empresas cada uno, concentrando el 20% de las más grandes del país. Estas cuatro instituciones poseían el 69% de la captación de recurso financieros en todo el país.
Sin embargo, la bonanza duraría poco tiempo. En 1982 la crisis frenó de forma abrupta el crecimiento de gran número de empresas, algunas redujeron el personal que laboraba para ellas, mientras que otras tuvieron que cerrar plantas enteras. Con la crisis también llego la devaluación, la cual afecto severamente al sector privado, pues disminuyó el valor de los activos y aumentó la deuda externa privada. Muchas empresas tuvieron que negociar con los bancos internacionales el pago de su deuda, mientras que otras optaron por fusionarse.
Con la llegada de Miguel de la Madrid Hurtado las cosas no mejoraron del todo. El nuevo gobierno tuvo como tarea principal la renegociación de la deuda privada con los bancos internacionales. Pare el año de 1982, el atraso con respecto a los pagos de la deuda privada externa ascendía a más de 18 millones de dólares. Un año más tarde el sector privado con ayuda del gobierno, habían liquidado más de la mita de los adeudos. Durante el periodo final de la década de los ochenta la deuda privada logró hacerse de una reducción significativa, pues llegó a colocarse por debajo de los 9 mil millones de dólares en el año de 1989.
A partir de ese momento la iniciativa privada mostró un repunte. Si bien los indicadores económicos muestras un crecimiento moderado a nivel nacional, el sector privado logró expandirse como consecuencia de las políticas neoliberales del gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Para 1991 el número de empresas propiedad estatal se redujo de manera drástica, pues pasó de 1 155 a 265. A la par se dio el aumento en la deuda privada externa.
No obstante, es necesario precisar que uno de los sectores que más problemas ha tenido al controlar su deuda, es el bancario. En 1990 se creó el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (FOBAPROA) ante las posibles amenazas de crisis, según los mercados internacionales. Cuya idea en un primer momento era proteger los ahorros de los cuentahabientes.
Sin embargo, para 1998 ya con Ernesto Zedillo como presidente, el fondo cambia de nombre a Instituto para la Protección del Ahorro Bancario (IPAB). De esta manera la deuda privada que se había salido de control, se convirtió en deuda pública. En esta ocasión el gobierno no tuvo que renegociar el pago de los adeudos y la reestructuración de los pagos. El camino fácil consistió en absorber la deuda.
Pero insisto, poco se aprende de los errores pasados. La deuda privada en el año 2000 ascendía a un total de 69 mil 790 millones de dólares. Es decir, que esta vez más allá de contenerse, la deuda del sector privado ha ido en aumento a una velocidad desproporcional con el crecimiento del país. Sé que para una gran cantidad de economistas el crecimiento en la deuda es señal de confianza en el país. Empero, es necesario aplicar una política de racionalidad en la contratación de deuda no solo a nivel gubernamental, sino privada. El único fin de que las deudas del sector privado, terminen por volverse públicas en aras de la estabilidad financiera.
Actualmente la deuda privada se ubica en poco más de 141 mil millones de dólares colocándose cerca del 11.5% del Producto Interno Bruto (PIB). Puede que esta deuda aún sea sostenible por el sector, pero es necesario plantearnos hacia donde nos dirigimos en materia económica. Aún no estamos en bancarrota, pero el manejo inadecuado de la deuda externa nos ha llevado a situaciones extremadamente delicadas para el desarrollo del país.
En materia de endeudamiento privado México mantiene una proporción hasta el momento saludable, según los organismos internacionales, pero los riesgos siempre rondan la antesala. Ejemplos no deseables son Paraguay, que triplica su deuda privada sobre la pública; Brasil y Perú, que la duplican; y Nicaragua y Guatemala, cuya deuda privada super en un tercio la pública.
El nuevo gobierno tendrá que tomar medidas atinentes, pues el manejo de la deuda externa privada es un asunto de interés público. Y, si se desborda ya tenemos la experiencia de la afectación social que produce.
*Profesor UAM-I,
@jsc_santiago
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